Liqui Moly no solo ha cerrado el año 2021 con un volumen de ventas récord de 733 millones de euros. El beneficio antes de impuestos también cerró con un aumento del 40%, hasta los 38 millones de euros. “Se trata de un resultado fantástico para un año difícil, pero aún queda un buen trecho para llegar al nivel prepandemia”, afirma el director gerente, Ernst Prost, en la presentación de su último balance antes de su jubilación.

Este salto es el fruto de la estrategia de inversión anti cíclica de 2020. En plena pandemia, cuando muchas empresas recortaron sus gastos, Liqui Moly optó por aumentar sus inversiones, sobre todo en marketing. Según la empresa, “esto hizo mella en los beneficios pero supuso un fuerte impulso para el reconocimiento de la marca en todo el mundo. Este efecto se intensificó debido a las reticencias de muchos competidores justo en esos momentos, lo que provocó un fuerte aumento de la demanda”.

Con una cifra de 105.000 toneladas, se produjeron más lubricantes que nunca y el número de empleados alcanzó la cifra récord de 1.008. “Cuando muchos introducían las jornadas reducidas, nosotros aumentamos el ritmo y creamos puestos de trabajo”, destaca Ernst Prost.

El incremento de las ventas en la exportación (30%) fue mayor que en el mercado doméstico ya saturado de Alemania (13%) en la misma tónica que los años anteriores. El fuerte aumento del 50% en el mercado de exportación más importante de Estados Unidos ayudó a conseguirlo. También en otros países donde Liqui Moly tiene filiales propias el crecimiento fue importante, por ejemplo, en Portugal y España (46%), Italia (101%) o también Australia (47%). La exportación asciende a cerca de dos tercios del volumen de ventas de Liqui Moly.

Por otro lado, el coste de materiales como materias primas, o también embalajes, se ha disparado, según el director gerente. “Nuestro beneficio habría sido aún mayor si los precios de las materias primas y los productos primarios no hubieran estado por las nubes. Los proveedores han ido subiendo cada semana sus precios. No podíamos repercutirlo tan rápidamente a nuestros clientes”. Liqui Moly necesita estos beneficios para futuras inversiones, especialmente para ampliar la capacidad de producción y para mejorar la compleja logística que imponen sus casi 4.000 artículos. Más allá de estas inversiones también se debe financiar el crecimiento, por ejemplo, para un mayor stock (+43%) y acompañar el aumento de precios (+18%).

El director gerente destaca que este crecimiento se ha conseguido con medios propios. “Sin préstamos, subvenciones ni ayudas estatales. Siempre hemos retenido nuestros beneficios y hemos velado por nuestra ratio de capital propio de aproximadamente el 80% como oro en paño. Sin la caja de resistencia llena, no habríamos superado la crisis tan fácilmente. Y, por supuesto, pagamos los impuestos correspondientes sobre nuestros beneficios”.

Ernst Prost, de 65 años, se jubilará el próximo 22 de febrero cuando presente el balance para 2021. Prost se incorporó a Liqui Moly en 1990 como director de marketing y ventas. En los años siguientes fue adquiriendo sucesivamente la empresa a sus propietarios anteriores. Bajo su liderazgo, la compañía se ha convertido en un actor global: la internacionalización se ha impulsado y la diversificación se extendió a áreas como motos, embarcaciones y industria. Desde la última crisis económica mundial en 2008, las ventas de 232 millones de euros se han triplicado y el número de empleados de entonces, 438, se ha más que duplicado. A finales de 2017 vendió su participación empresarial al Grupo Würth, pero mantuvo su responsabilidad como director gerente.

En palabras de Ernst Prost, “sé que 'mi Liqui Moly' está en buenas manos, no solo en las de Günter Hiermaier, que ahora es único responsable de la dirección de la empresa, sino también en las de mis más de 1.000 compañeros. Les agradezco todos los años y décadas de lucha conjunta por alcanzar el éxito”.