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Neumáticos

Factor humano

Oscar | miércoles, 14 de marzo de 2012, 10:52

El número de marzo de nuestra publicación estará dedicado a la undécima edición de los Premios Personajes de la Posventa, con una pormenorizada y detallada crónica de lo que este evento dio de sí. Sin embargo, más allá de la simple enumeración de premiados y sus elogios, estos galardones guardan un profundo y emotivo calor humano.

Casi podría decirse que ese trasfondo es su primera razón de ser. Al fin y al cabo no fijamos nuestra atención en las empresas, en las organizaciones, en la gestión… lo hacemos en la persona, en su capacidad, en su talento, en su talante.

Son unos premios en los que no se reúne a la flor y nata del sector de la posventa para hacer negocio, nadie acude a esta cita para hacer caja, muy al contrario los hay que sacrifican un día de trabajo para poder estar al lado del amigo, del conocido, para rendir homenaje a un compañero y precisamente eso es lo que otorga todo su valor a un acto de estas características. Eso y nada más.

Así pues no resulta extraño que estos premios sean uno de los más grandes motivos de satisfacción para todos aquellos que contribuimos a ponerlos en marcha, a todos los que de un modo u otro hacemos posible esta suerte de festejo en honor a las gentes del sector.

Más orgullo nos cabe si hacemos caso a las voces que aseguran que semejante cita se ha convertido en una jornada imprescindible dentro del calendario anual, una jornada en la que cada año se reúnen más compañeros y amigos.

Doble satisfacción además, si como en esta ocasión alguno de los premiados puede acompañarnos tras haber superado con éxito ciertos achaques. Seguro que el calor y el reconocimiento que han recibido les ayudará a seguir adelante con gran optimismo.

Y finalmente no queremos cerrar esta página sin recordar una vez más a esos protagonistas, a esas personas que en esta edición han sido escogidos o bien por el jurado, caso de Antonio Rodríguez, Joaquín Roncero y Lluis Tarragó, o bien por su trayectoria, Paco Gironés y Eusebio Ochoa. Todos ellos, soberbios representantes de ese inestimable factor humano.