Recientemente, Sigaus ha presentado sus Informes Oficiales 2020 al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Democrático (MITERD), así como a los organismos competentes de las diferentes Comunidades Autónomas. En ellos se da fe del cumplimiento de los objetivos ecológicos establecidos en la normativa sobre aceites usados, así como de las 121.000 toneladas de residuo tratadas en 2020, de las que un 74% fueron regeneradas, una tasa que supera ampliamente a la exigida por ley. Los informes ofrecen asimismo un importante análisis cuantitativo sobre la generación del aceite usado en nuestro país y del servicio integral que ofrece Sigaus para recogerlo en su totalidad, gracias a su red de 160 empresas gestoras.

Tal y como recogen estos informes, las 242 empresas adheridas a Sigaus comercializaron en 2020 un total de 264.717 toneladas de aceites lubricantes, una cifra que representa la mayor caída (un 11,3%) desde 2009 y que es reflejo de la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia de la Covid-19. A pesar de esta difícil situación, la entidad siguió trabajando para ofrecer un servicio integral de recogida del aceite usado en todo el territorio nacional, posible gracias a su red formada por 160 empresas gestoras y 199 instalaciones de gestión, evitando así los efectos nocivos de este contaminante residuo sobre nuestro entorno. El pasado año, la red de gestión de Sigaus atendió a un total de 67.524 establecimientos productores de aceite usado repartidos en 4.816 municipios de nuestra geografía. En ellos se recogieron 147.381 toneladas brutas de residuo a través de 161.847 operaciones de recogida, incluyendo una importantísima actividad en zonas rurales, de montaña o de vacíos poblacionales donde existiría un riesgo elevado de no gestión del aceite usado de no existir la financiación que aporta Sigaus.

Tras descontar el agua y otros sedimentos, la cantidad de residuo finalmente gestionado fue de 121.004 toneladas, íntegramente sometidas a distintos tipos de tratamiento para su posterior aprovechamiento en el mercado como nuevos productos. En concreto, 88.373 toneladas (un 73,9% del total del aceite usado regenerable, una cifra que supera en casi 9 puntos porcentuales la tasa exigida por la actual normativa) fueron destinadas a regeneración, el tratamiento prioritario por ley que permite convertir el aceite usado en bases lubricantes mediante un proceso que puede repetirse indefinidas veces. Gracias al residuo regenerado se devolvieron al mercado 55.321 toneladas de nuevos lubricantes, consiguiendo al mismo tiempo importantes beneficios ambientales, al evitar la emisión de 58.945 toneladas de CO2 y el consumo de 26 millones de barriles de petróleo (que se habrían producido o habrían sido necesarios, respectivamente, para la fabricación de esos lubricantes mediante el proceso del refino del petróleo).

La cantidad de aceites usados procesados como combustible de uso industrial para su posterior aprovechamiento energético, ascendió a 31.617 toneladas, que permitieron la producción de 28.456 toneladas de fueloil, ahorrando 29 GWh y la emisión a la atmósfera de 17.326 toneladas de CO2 (en comparación a si ese combustible se hubiese producido a través del refino del petróleo).